Quizás pienses que es mejor no mezclar conceptos y que sería una especia de intrusismo vincular el Yoga con la Fisioterapia. Y está claro que el profesor de yoga no es un profesional sanitario, y este punto sí ha de quedar meridianamente claro.
Las competencias del profesor de yoga están circunscritas al ámbito de la clase, es decir, gracias a su formación ha adquirido una serie de conocimientos y ha desarrollado una serie de habilidades que le permiten diseñar, guiar y adecuar la secuencia de asanas (posturas) para lograr unos objetivos determinados. Lo mismo ocurre con la elección de los pranayamas, (técnicas respiratorias) y técnicas de meditación.
Por otro lado, el fisioterapeuta sí es un profesional sanitario. La fisioterapia es una ciencia de la salud que ofrece un tratamiento terapéutico y de rehabilitación no farmacológica para diagnosticar, prevenir y tratar síntomas de múltiples dolencias tanto agudas como crónicas, por medio de ejercicios terapéuticos y apetentes físicos como ultrasonidos, láser, calor, frío, técnicas manuales como estiramientos, tracciones, masoterapia.
De esta forma, el trabajo de un fisio es ayudar al correcto desarrollo del aparato locomotor, ya sea en el ámbito de la prevención, tratamiento o rehabilitación, para el correcto funcionamiento de movimiento corporal.
Pero entonces, ¿hay alguna disciplina que respetando el campo de actuación de la fisioterapia pueda cooperar con ella?
Sí, y aquí nos encontramos con el yoga terapéutico. Es un hecho que cada vez más, e incluso recomendado por los propios médicos, llegan a nuestras clases personas con diversas y muy comunes patologías como hernia discal, escoliosis, rectificación cervical, artrosis, etcétera.
Todas estas patologías, sea cual sea su gravedad, deberán ser tratadas por un profesional sanitario. No dudes en acudir a un fisio pozuelo, o en tu lugar de residencia.
¿Están preparados los profesores de yoga para atender esta creciente demanda?
Depende, ya que adecuar las prácticas a alguna de estas patologías requiere de un conocimiento profundo de la anatomía, así como de un entendimiento claro de la patología que se nos presenta.
Para alcanzar estas competencias se hace imprescindible una formación o especialización que le capacite para abordar y ajustar la práctica de alumnos con patologías como las anteriormente citadas.
Un profesor de yoga terapéutico suele contar con un fisioterapeuta de referencia al que poder consultar el caso de su alumno y así encontrar guía para el abordaje más adecuado de la práctica.
Un profesor de yoga nunca utilizar terapia manual, pero si se sirve de diferentes «props» para alcanzar a rebajar la tensión del tejido miofascial o puntos gatillo. Algunos de estos props son: pelotas de espuma de diferentes tamaños y texturas, rulo foam, bolster…
Por lo tanto, es posible actuar como equipo entre profesor y fisioterapeuta para proporcionar al alumno (en caso del profesor) y paciente (en el caso del fisioterapeuta) el enfoque más completo y terapéutico en base a su diagnóstico. Eso sí, es necesario que el profesor cuente con la formación adecuada y nunca sobrepase sus competencias.
El profesor de yoga también es responsable de derivar a a sus alumnos al profesional sanitario adecuado, fisioterapia aravaca cuenta con este perfil profesionales.
En conclusión, dado el incremento de lesiones y patologías estrechamente vinculados a nuestro estilo de vida y el enorme potencial terapéutico del yoga, la especialización del profesor se ha vuelto algo prácticamente imprescindible, así como la colaboración con los profesionales de la salud, ya no solo fisioterapeutas sino también psicólogos nutricionistas etcétera, para atender a la persona desde todos los ámbitos necesarios y colaborar en la consecución de sus objetivos.